martes, 3 de mayo de 2022

¡BASTA!

 


   Quité el dedo del gatillo justo cuando estaba a punto de disparar. Entre la cortina lacrimosa que empañaban mis ojos lo vi como nunca lo había visto. Era el hombre que durante dos años había aliviado sus ataques de ira golpeándome. Mi marido. El que aún sabiendo cómo era, amaba y había perdonado muchas veces.

    Ahora, golpeada por todo el cuerpo a causa de sus patadas, el control era mío. Yo sujetaba el arma. Finalmente, la inteligencia había derrotado a la fuerza bruta.

    Mientras seguía apuntándolo con el arma que en secreto compré y me entrené por meses, me pregunté si así solucionaban las cosas. Si matarlo borraría las cicatrices de sus golpizas.

    Al final, sabiendo que estaba humillado, que agitaba su bandera de rendición y que ya se escuchaban las sirenas de los patrulleros, bajé el arma y le dije una sola palabra:

    -Basta.

(Cuento publicado en la antología "100 hombres contra la violencia de género", 2016)

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